Preparando el Zarpe




Habíamos previsto la salida para el día 10 de enero pero había que estar antes unos días para preparar y avituallar el barco. Yo me fui el día 6 después de entregarles los regalos de reyes a los nietos, me acompañaba Mari mi esposa y mis cuñados Paco y Aníta que aprovecharían después unos días de vacaciones en Canarias. 

Había que preparar y avituallar el barco antes de zarpar. Lo primero que hice fué comprobar si había agua en el compartimento estanco situado a proa y que ya había intentado reparar cuando lo dejamos el pasado noviembre poniéndole unas capas de fibra de vidrio, efectivamente seguía habiendo agua, la humedad había impedido que la fibra de vidrio emulsionara y quedase adherida, era inevitable sacar el barco a varadero y repararlo en seco, no se podía salir a mar abierto con la incertidumbre de si la avería iba a ir a mas. el barco pasó por varadero en Las Palmas, aprovechamos la ocasión para limpiar los bajos y eliminar las incrustaciones adheridas durante los casi dos meses de inactividad atracado en el puerto de Las Palmas. Comprobamos el casco y estaba en perfecto estado, sin que existieran signos de por donde podría venir el problema,. Por casualidad como suele suceder en muchas cosas, el operario se introdujo en el cofre del ancla, y entonces detectamos que la filtración de agua volvía a aparecer. El peso de la cadena del ancla había abierto una grieta en el fondo del cofre del ancla y permitía la entrada de agua al interior del barco cuando se recogía esta después de un fondeo, en poco más de media hora quedó solucionado el problema poniendo un poco de mat(fibra de vidrio) y cubriéndola con gelcoat, y sobre todo nos quitó un peso de encima, pues salir al Atlántico sin saber por dónde entraba el agua en el casco podría haber sido una gran preocupación, aunque en realidad ese problema no afectaba a la seguridad del barco.


El día 8 de enero fui a recoger al resto de la tripulación (Ferrán y Terénci) al aeropuerto que provenientes de Barcelona se incorporaban a las preparaciones para la salida. Yo me había puesto unas enormes gafas de buceo para recibirles daba la obsesión de Ferrán con que las bandadas de peces voladores podían hacerte daño en los ojo... según -decía- había leído en algún libro, quería darle una sorpresa y no se si se la dí, pero yo si que me la llevé; apareció con dos enormes bultos que arrastraba en el carrillo con dificultades de que no se le cayesen al suelo debido a su gran volumen a pesar de que le había insistido que midiera bien lo que pensaba llevar y que portase cosas innecesarias que suponía mas carga y dificultades de estiba, pues no me hizo caso y apareció con aquellos enormes bultos que después uno de ellos ni tan siquiera se abrió durante la travesía ni la estancia en el caribe.

Yo también me llevé otra sorpresa, en el mismo vuelo viajó mi hermano Felipe para despedirme en la salida, lo que para mi fué una enorme satisfacción. 

El barco estaba en seco en el varadero y lo que para mi ni para ningún navegante habitual representa un problema  esta circunstancia para hacer la vida a bordo, si lo era para ellos, así que había que buscarles alojamiento hasta que el barco volviese al pantalán, así dos taxis uno para nosotros y otro para Ferrán y sus bultos nos dirigimos hacia la zona de Albarado donde habíamos encontrado habitaciones a buen precio, y que Ferrán agradeció porque tuvo la oportunidad de cenar en La Casa Gallega, uno de los mejores restaurantes de Las Palmas.


En El Herreño, especializado en comida típica canaria

Después de poner el barco en el agua y atracarlo en el pantalán distribuimos la faena, yo me encargaba de seguir con las revisiones en instalaciones necesarias para zarpar y Terénci y Ferrán se encargarían de las compras y organización de avituallamiento. Entre una cosa y otra también atendíamos a los acompañante que estaban allí para la despedida y templábamos los nervios aprovechando las cualidades gastronómicas de la isla. 


Mientras me dedicaba a revisar el barco y ayudar a instalar una nueva antena para la BLU, Ferrán y Terénci recorrían los hipermercados cercanos con la lista de la compra.  La mayoría de las grandes cadenas de supermercados de Las Palmas, sobre todo las situadas cerca del Paseo Marítimo, hace la entrega de las compras en el pantalán lo que facilita extraordinariamente el avituallamiento. La imagen de veleros con la cubierta llena de bolsas de supermercado es una imagen que anuncia la pronta salida. Una vez recepcionada la mercancía deben eliminarse todos los envoltorios inútiles de plástico y cartón, para evitar ocupaciones innecesarias de espacios y poder reciclarlos antes de partir. Así como la limpieza de las verduras para eliminar los restos de tierra que pudiesen estar adheridos y evitar entrar suciedad al barco, otra cosa importante es no introducir nunca los paquetes de comestibles directamente en el barco, sino irlos sacando en Tierra y una ven comprobado subirlos a bordo, eso evita la posibilidad de que algún animalillo se incorpore como polizón a bordo. Todo este trabajo lo seguimos compaginando con el ocio entre espera y espera, nos fuimos al Dedo de Dios a degustar buen pescado de costa e hicimos turismo por las piscinas de Agaete.


En la mañana de la víspera de la salida estuvimos visitando a D. Rafael del Castillo, una persona que durante más de cuarenta años ha vivido desde las ondas de la radio las experiencias, aventuras y desventuras de miles de navegantes que cruzan los océanos. Su labor encomiable y de permanente dedicación altruista ha hecho posible que muchos navegantes hayan podido cumplir sus sueños y que en múltiples ocasiones incluso ha servido para salvar algunas vidas. Nosotros nos conectariamos con él diariamente a través de La Rueda de los Navegantes y contamos con su ayuda en esta travesía del Atlántico.

La tarde la dedicamos a organizar los víveres que nos habían suministrado del supermercado, todo bien estibado y también hicimos un pequeño croquis de donde se encontraban las cosas para evitar durante el trayecto desorganizar-lo todo. colocamos una dos redes en los laterales de la cabina donde estibamos la fruta y las verduras para evitar su deterioro. 

La última noche

Tal como estaba planeado desde hace mucho tiempo, la última cena antes de la partida debía ser en el Novillo Precoz, excelente restaurante uruguayo situado en la calle Portugal; cerca de la playa de Las Canteras. La cena fue contundente a base de carne que seguramente tardaremos varias semanas antes de volver a apreciar; nos acompañaron algunos familiares. Tal como marca la tradición, una vez acabada la cena, dejamos constancia por escrito en las paredes del local de nuestro paso por Las Palmas destino al Caribe.

Fué una noche muy agradable y para cerrar el día sólo queda descansar que al día siguiente nos esperan  grandes emociones y no pocos nervios ya que aún quedan cosas pendientes.










































































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