Alcanzar las Canarias

El Atlántico



Salimos de Barbate con rumbo a Lanzarote después de hacer combustible; con motor abordamos al Atlántico junto a otros navegantes, un 15


metros con el que hablamos por radio y nos dijo que también se dirigía a Lanzarote y que mantendríamos en contacto a través de AIS., nuestra travesía a motor duró unas tres horas, al mediodía entró viento de NE que nos llevaba portante a destino, colocamos el aparejo yankee que ya no quitaríamos hasta alcanzar La Graciosa.


Por la noche ya habíamos perdido el contacto con el barco que salió junto a nosotros, el AIS con buena propagación puede alcanzar muchas millas pero se reduce considerablemente cuando hay bruma u otro agente meteorológico. La navegación comenzó placida en cuanto alzamos los vientos portantes, por la noche nos pasaron francos varios porta-contenedores y cargueros que con la ayuda del AIS nos mantenía alerta, hacíamos las guardias y pescábamos al curry. Conforme avanzábamos en el tiempo, el viento fue incrementándose y también el oleaje, era lo previsto en




la info-meteo a cinco días que había bajado de Internet. Al tercer día por la mañana nos cruzamos con un catamarán americano que se dirigía a Las Palmas, hablamos por VHF y nos dijo algo así como “bad weather” no le hicimos mucho caso, el parte que teníamos nos garantizaba una buena travesía hasta Canarias. al atardecer pescamos un buen dorado, lo sacamos y con habilidad los troceamos para prepararlo en diferentes formas, distraído dejo caer la vista y observo la corredera que marcaba 8,5 nudos, miro la mar y las olas eran grandes y pintaba que iba a mas, sin pérdida de tiempo y sin acabar de recoger los útiles de cocina que corrían por la bañera iniciamos la maniobra de reducir el aparejo, pusimos el barco a 6,5 nudos y navegaba bien surfeando las olas, el viento no amainaba, todo lo contrario, poco a poco iba subiendo, llegó a alcanzar los 45 nudos antes de caer la noche, era la primera
Velocidad del barco
vez que
Lectura del anemómetro
38,3 + 7,7 = 46 
me enfrentaba a una situación como esa, así que me dispuse a pasar la noche en vela, mandé la tripulación a cubierto y me dispuse a gobernar a mano porque el piloto tenia una respuesta más lenta que el alcance de la ola. Acondicioné el aparejo para que el barco navegase a unos 7 nudos y fuese manejable ya que no teníamos que competir con nadie y lo importante es llegar con el mínimo de incidencias, no obstante las olas corrían más que el barco, tenía que estar preparado a cualquier sorpresa y de noche es difícil ver de dónde vienen

las olas porque la espuma te cubre en 360º. Tuve la intención de largar una
estacha, pero estaba solo y cansado y no la tenía preparada y abandonar la rueda del timón lo vi arriesgado, así que volví a poner el piloto y subí la respuesta a máximo, mientras me mantenía alerta para desconectarlo y coger la rueda. Dos olas de mar cruzadas nos cogieron, que pusieron el barco por bao, la respuesta fue rápida al estar alerta, pero el susto te lo llevas, duró toda la noche. Al amanecer aparecieron signos de que el viento amainaba pero continuaban las grandes olas 4-5 metros que te alcanzaban por popa y te hacían surfear mientras te empujaban, tenías la sensación de estar en una montaña rusa y que la mayor parte del tiempo estabas remontando hacia arriba al ver por proa la altura de la ola. Al medio día divisamos La Graciosa, un buen sitio para haber recalado especialmente después de la paliza del temporal que habíamos sufrido, pero a Fernando se le acababan los días y además tenía prisa para sacar un billete que le llevase de vuelta a la Península, se le acaban
Playas del Papagayo

las vacaciones porque habíamos perdido muchos días en el Mediterráneo. Decidimos continuar y a la puesta de sol ya al refugio de la Isla de Lanzarote el viento cayó completamente por la configuracion de la costa que quedaba a sotavento por lo que tuvimos que poner motor. Avanzábamos poco a poco porque el motor no tenia una respuesta adecuada, no tenia fuerza, cuando el barco cruzaba en su derrota la perpendicular de Puerto del Rosario un transatlántico que salia nos tuvo que maniobrar lanzando dos fuertes bufidos, muy cansado por el esfuerzo físico y tantas horas sin dormir alcanzamos Puerto Calero a la 1,30 de la madrugada y nos abarloamos a un gran trimaran.

Fernando saca la Red enrollada
en la hélice
Puerto Calero tiene unas excelentes instalaciones pero dedicadas en gran parte a los veleros de competición en regatas de altura, había muchos Imoca invernando, otros preparándose y también rápidos catamaranes y trimaranes de regata, no era nuestro destino así que después de desayunar y liquidar la estancia en puerto continuamos hasta Marina Rubicón doblando la Punta Papagayo y cruzando sus magnificas playas en una navegación de mar plana y 15 nudos de viento. Cuando alcanzamos Marina Rubicón y enfilar la bocana ese viento que tan agradablemente nos había portado hasta allí, se convirtió en viento de proa. Tuvimos dificultad para enfilar y entrar en la bocana del puerto, el barco no caminaba con viento de proa teniendo que emplear toda la potencia al motor. Después de hacer los trámites en Marina Rubicón nos trasladamos al amarre que nos habían asignado, Fernando, animado por la buena temperatura se lanzó al agua y extrajo la causa de que el barco a motor anduviese tan poco, un trozo de trasmallo de casi un metro que la habíamos traído enrollada en la hélice... muy posiblemente desde aquel incidente a la altura de Benidor.

Atracados en Marina Rubicón
Era 16 de noviembre y no podíamos entrar en Puerto de la Luz has el 23 por lo que disponíamos de una semana para hacer turismo.

Lo primero fué conseguir un billete de avión para que Fernando pudiese regresar, alquilamos un coche y aunque ya era conocida por mi siempre es una satisfacción visitar Lanzarote; estuvimos en el Parque de Timanfaya, en los Jaméos del Agua, en la Cueva Verde... paseamos por Arrecife y Puerto del Carmen, también en el Mirador del Rio hasta que llegó el día y la hora de que Fernando cogiese el avión. Como aquella noche del 18 de noviembre cumplía mis 67 años nos fuimos a cenar a la Casa Roja una excelente cena de pescado que nos brindaron acompañados de un buen servicio.

Por la mañana del siguiente día abandonamos Marina Rubicón con destino Corralejo. Cruzamos el canal de La Bocayna donde
Salvamento Marítimo estaba realizando practicas de con un helicóptero y una embarcación de donde rescataba a personas, estuvimos observando la habilidad con la que realizaban las maniobras mientras navegábamos y admiramos su destreza, un año después ese helicóptero u otro de Salvamento Marítimo haciendo un rescate se hundió en las frías aguas de La Bocayna perdiendo la vida los dos tripulantes. Rodeamos la Isla de lobos para acabar fondeados frente al puerto de Corralejo donde solicitamos amarre. El Puerto de Corralejo es pequeño y con poca disponibilidad de amarres, solo existe un pantalán de transito y una fuerte demanda, de forma que nos vimos obligados a estar fondeados mientras observábamos las maniobras de los Ferrys que unen Fuerteventura con Lanzarote  hasta que quedó un amarre disponible. El puerto depende de la Comunidad Autónoma y solo permiten la estancia de transeúntes
durante tres días, trascurridos ellos tienes que abandonar puerto. Ya nos venia bien, estaríamos dos noches y conoceríamos la población.

Al atardecer del día 21 zarpamos con destino a Las Palmas, el viento era N.N.W. por lo que hasta alcanzar Punta de Escoradiza tuvimos que ir de ceñida, a partir de ahí con un angulo mas abierto al viento la navegación fué placentera durante toda la noche en la que nos cruzamos con varios barcos de pasaje y cargueros hasta alcanzar el Puerto de Las Palmas. Nos dirigimos a la zona de fondeo donde largamos el ancla y una vez que estuvimos agarrados al fondo bajamos la dingee y nos dirigimos al edificio de capitanía para hacer la reserva de amarre. Creo que tuvimos que pagar unos 3€ por el derecho de fondeo y así nos aseguramos que al dia siguiente en cuanto quedasen los amarres libres que dejaban los barcos que salian con la A.R.C. 2.013 nos autorizaban la entrada en el Puerto de la Luz.

El domingo 23 era de una importante festividad. La salida de la Atlantic Race
Cruiser que anualmente sale de Las Palmas el tercer domingo después del primer lunes del mes de Noviembre día que oficialmente acaba la época de huracanes. Levamos ancla y nos dirigimos a la linea de salida donde ya estaba fondeado el buque de la armada que daría la salida a las diferentes modalidades que integran la regata, primero a los grandes diseños de regata, luego a los multi-cascos y finalmente a los cruceros, algún año también se han sumado al festejo los remolcadores que con sus mangueras de


agua daban colorido al festejo. Participamos con los otros cientos de barcos en la fiesta que es la salida donde el gozo y la adrenalina de los participantes se
refleja en sus rostros a pesar de lo gris que se presentaba el día. Terminada la salida de la Regata nos volvimos otra hacia la zona de fondeo mientras nos caía una tromba de agua proveniente de un chubasco que hacia que los barcos entrasen a tropel por la bocana del puerto. A partir de las 3 de la tarde marinería del puerto comenzó a llamar la las embarcaciones que estaban fondeadas y que habían solicitado entrar en puerto, teníamos el numero diecinueve, cuando nos tocó el turno nos dirigimos hacia el pantalán que nos habían asignado y atracamos al Jafam y lo dejamos seguro hasta el mes de enero que volveríamos para iniciar la travesía del océano     















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